¿La Revolución?
No se detiene nunca, siempre tiene que hacer.
Es la lucha de todos los días contra nosotros mismos.
Contra el egoísmo, contra las ambiciones desmedidas.
Contra la indiferencia, contra la hipocresía.
La verdadera alegría es dar,
pelear por los que tienen hambre,
regar una planta,
apartar una piedra en el camino.
Formar parte de la Revolución
es no estar nunca al margen de lo que se necesita.
Abrir la ventana para que entre la luz,
cerrar la puerta a la traición
que de todo lo malo será siempre lo peor.
Aunque parezca hermoso, el pantano es traición.
La Revolución somos nosotros
porque nosotros somos México,
porque somos Nuestra América,
una inmensa nación a la que dio Bolívar
la orientación eterna, de unidad y de amor.
Unir a Nuestra América por la Revolución
que quiere para todos la justicia social.
Mientras el campesino viva mal
es porque nuestro egoísmo
es tan grande como su pobreza.
En toda Nuestra América los campesinos viven mal.
Ellos nos dan de comer,
sus dedos son de trigo y de maíz,
ven nacer al becerrito...,
y comen mal y viven mal.
Nuestro egoísmo
es del tamaño de su pobreza.
Hidalgo y Morelos,
Madero y Zapata,
Aquiles Serdán y Flores Magón,
murieron por dar vida
a los que casi no la tienen
porque nuestro egoísmo
es del tamaño de su pobreza.
De los huesos de los mártires,
una tarde de verano, después de la lluvia,
siempre hay una mata de maíz que nos dice,
¿por qué de todas nosotras
solamente unas cuantas se quedan aquí?
Quiero con toda el alma
Que algún día estas palabras
No sigan escribiéndose.
Carlos Pellicer
Villahermosa, Tabasco, 1897-Ciudad de México, 1977. Poeta
de la exuberancia, vasconcelista ligado a las causas sociales
latinoamericanas.
Fuente: Susana Cato, Fernando Orduña y Armando Ponce. 100 Poemas Mexicanos en Papel Revolución. Secretaría de Educación del Distrito Federal. Gobierno del Distrito Federal. México, primera edición 2008. 317pp.